Osteoartritis de las articulaciones de la rodilla.

Osteoartritis de la articulación de la rodilla que causa dolor de rodilla.

La artrosis es una patología articular que se acompaña de daño al tejido cartilaginoso. Los sinónimos de artrosis son gonartrosis, osteoartrosis deformante, osteoartritis; todos estos términos significan el desarrollo de procesos degenerativos en el cartílago que recubre las epífisis de los huesos articulados.

A pesar de que la lesión afecta sólo a las estructuras cartilaginosas, todos los elementos articulares se ven afectados: la cápsula, la membrana sinovial, los huesos subcondrales, así como los ligamentos y músculos que rodean la articulación. La artrosis puede afectar a una articulación o a varias.

Las formas localizadas más comunes de la enfermedad tienen sus propios nombres: la artrosis de la articulación de la cadera se llama coxartrosis, la artrosis de la articulación de la rodilla se llama gonartrosis.

Clasificación y motivos.

La artrosis de rodilla puede ser primaria o secundaria. El primer grupo incluye patologías cuya causa no ha sido establecida, es decir, son idiopáticas. La artrosis secundaria ocurre después de una lesión, debido a anomalías congénitas y en el contexto de enfermedades sistémicas.

Las siguientes son las causas de la artrosis de la articulación de la rodilla:

  • patologías autoinmunes – artritis reumatoide, lupus eritematoso, esclerodermia, etc. ;
  • inflamación de las articulaciones provocada por una infección específica (sífilis, gonorrea, encefalitis);
  • enfermedades hereditarias del sistema musculoesquelético y de las articulaciones, mutaciones del colágeno tipo 2.
Artrosis de la articulación de la rodilla y cartílago sano.

También hay una serie de factores que afectan negativamente a las articulaciones y pueden provocar cambios patológicos en ellas:

  • vejez, exceso de peso, osteoporosis;
  • cambios hormonales, incluida una disminución de la síntesis de estrógenos durante el período posmenopáusico en las mujeres;
  • Enfermedad metabólica;
  • deficiencia de microelementos y vitaminas en la dieta;
  • deformidades congénitas y adquiridas de los huesos esqueléticos;
  • hipotermia e intoxicación con compuestos tóxicos;
  • lesión constante en la articulación durante el entrenamiento deportivo o el trabajo duro;
  • operaciones en la articulación de la rodilla, por ejemplo, para extirpar el menisco.

Síntomas y etapas.

La artrosis deformante de la articulación de la rodilla se caracteriza por cambios intracelulares a nivel morfológico, molecular, bioquímico y biomecánico. La consecuencia del proceso patológico es el ablandamiento, la formación de fibras y la reducción del grosor del cartílago articular. Además, las superficies de los huesos que forman las articulaciones se vuelven más densas y en ellas aparecen espinas óseas (osteófitos).

La DOA de las articulaciones de la rodilla se desarrolla en 3 etapas, y en las primeras etapas puede manifestar solo dolor e incomodidad menores después de una actividad física prolongada. A veces aparece uno de los síntomas característicos de la artrosis: rigidez matutina. En este momento, se producen cambios en la membrana sinovial y en la composición del líquido intraarticular.

Como resultado, el tejido del cartílago no recibe suficientes nutrientes y su capacidad para resistir la presión comienza a disminuir. Por lo tanto, con ejercicio intenso y caminatas largas, se produce dolor.

En la segunda etapa de la artrosis, la destrucción del tejido cartilaginoso progresa y parte del aumento de carga lo asumen las superficies articulares de los huesos. Como no hay suficiente superficie de apoyo, los bordes de los huesos aumentan debido a los osteofitos. El dolor ya no desaparece en reposo como antes y me molesta incluso por la noche.

El tiempo de rigidez matutina también aumenta y se necesita mucho tiempo para "entrenar" la pierna para poder caminar con normalidad. Además, cuando se dobla la extremidad, se escuchan crujidos y chasquidos, acompañados de un dolor agudo. No siempre es posible doblar la pierna por completo, parece estar atascada y los intentos posteriores terminan en un crujido brusco y dolor.

Vendaje de fijación para reducir la carga sobre la articulación de la rodilla durante la exacerbación de la artrosis.

Debido a la aparición de dolor durante cualquier movimiento, una persona tiende a moverse menos, lo que afecta negativamente a los músculos que rodean la articulación. Un cambio en el tamaño de las epífisis de los huesos provoca un desplazamiento del eje de la extremidad y el desarrollo de deformidad. La cápsula articular se vuelve más rígida a medida que disminuye el volumen de líquido que contiene. Cuando los osteofitos comprimen los tejidos blandos circundantes, aparecen sinovitis e inflamación crónica.

Al pasar a la tercera etapa, los signos de artrosis de la articulación de la rodilla se vuelven muy severos: el dolor no desaparece ni siquiera por la noche, la capacidad motora prácticamente se detiene, la pierna se ve torcida y no se dobla. El tercer grado de artrosis se caracteriza por una deformidad en forma de X u O, lo que dificulta enormemente el movimiento. Una forma avanzada de gonartrosis deformante sólo puede tratarse quirúrgicamente.

Diagnóstico

El diagnóstico de osteoartritis de la articulación de la rodilla no es particularmente difícil; el médico puede suponer gonartrosis basándose en los síntomas existentes y los signos visuales característicos. Para confirmar el diagnóstico, se realizan radiografías. Las imágenes mostrarán estrechamiento del espacio interarticular, crecimientos óseos y osteosclerosis subcondral de los huesos.

Se utilizan rayos X para determinar la causa de la enfermedad. Las deformaciones óseas son especialmente visibles en la artrosis postraumática. Si la degeneración del cartílago es causada por artritis, se detectan defectos a lo largo de los bordes de los huesos, así como osteoporosis periarticular y atrofia de las estructuras óseas. Con diversas anomalías congénitas, se observa una distorsión del eje de uno de los huesos, lo que provocó una distribución inadecuada de la carga y la aparición de osteoporosis secundaria.

Tratamiento

El tratamiento de la gonartrosis de la articulación de la rodilla tiene 3 objetivos principales: restaurar el tejido cartilaginoso, mejorar la movilidad de la articulación y ralentizar la progresión de la enfermedad. Se concede gran importancia a la eliminación o atenuación de los síntomas, reduciendo la intensidad del dolor y la inflamación. Para solucionar estos problemas se utilizan medicamentos, fisioterapia y terapia de ejercicios. Para obtener el máximo efecto de la terapia, es necesaria actividad física dosificada y cumplimiento del régimen ortopédico.

El tratamiento farmacológico de la artrosis de rodilla incluye la toma de analgésicos y antiinflamatorios, así como condroprotectores que favorecen la regeneración del tejido cartilaginoso. Los medicamentos se pueden recetar en forma de inyecciones, tabletas, ungüentos y geles.

Si se diagnostica artrosis de rodilla de primer grado, en el tratamiento se utilizan métodos fisioterapéuticos, fisioterapia y masajes. Las primeras etapas de la enfermedad son mucho más fáciles de tratar y se puede esperar una recuperación completa. Una condición importante es perder peso para reducir la carga sobre la articulación dolorida.

El tratamiento de la artrosis de la articulación de la rodilla de la segunda etapa incluye necesariamente terapia con ejercicios, el uso de dispositivos ortopédicos y seguir una dieta. Para aliviar el dolor, se prescriben antiinflamatorios no esteroides, condroprotectores e inyecciones intraarticulares de ácido hialurónico.

La artrosis aguda se caracteriza por un dolor intenso, para el cual los AINE convencionales no son suficientes. En este caso, se utilizan analgésicos fuertes y la inyección de glucocorticosteroides en la cavidad articular.

Si los métodos conservadores no son efectivos, se realiza una operación, que puede ser correctiva o radical (reemplazar una articulación por una prótesis).

La artrosis deformante de la articulación de la rodilla de la tercera etapa se caracteriza por la ausencia total del espacio interarticular, reemplazado por una estructura ósea. Esta condición requiere intervención quirúrgica, ya que otros métodos en este caso son impotentes.

AINE y corticosteroides

Para salvar a los pacientes del sufrimiento físico y mental, la terapia para la artrosis aguda comienza con el alivio del dolor. Los medicamentos que forman parte del grupo de los AINE y que pueden usarse en tabletas o por vía tópica han demostrado ser efectivos.

El efecto analgésico no siempre se produce inmediatamente, sino que al cabo de dos o tres días alcanza su punto máximo y el dolor desaparece. El curso de tratamiento con AINE se limita a dos semanas, ya que un uso prolongado aumenta el riesgo de efectos secundarios. Se debe tener especial precaución con las personas que tienen problemas con el tracto gastrointestinal, así como con quienes padecen presión arterial alta.

Si no hay resultado, se prescriben medicamentos hormonales para aliviar la inflamación. En el caso de la gonartrosis del lado izquierdo, los medicamentos se inyectan en la rodilla izquierda y en la rodilla derecha, en la derecha.

Las inyecciones hormonales se pueden administrar una vez cada 10 días, no con más frecuencia. La indicación de dicho tratamiento es una gran acumulación de líquido en la articulación debido a la inflamación. A medida que los síntomas desaparecen, cambian a medicamentos en forma de tabletas.

Condroprotectores y ácido hialurónico

Los agentes condroprotectores actúan en tres direcciones: restauran el tejido cartilaginoso dañado, reducen el dolor y eliminan las reacciones inflamatorias. La ingesta de condroprotectores ayuda a normalizar la composición y las propiedades del líquido sinovial, nutrir el cartílago y proteger los receptores del dolor de la irritación.

Como resultado, se ralentiza la destrucción de las estructuras cartilaginosas y, en consecuencia, la progresión de la enfermedad. Después de un tratamiento con medicamentos, se restablece la función amortiguadora y lubricante de la articulación.

En las primeras etapas de la enfermedad, se pueden utilizar condroprotectores en forma de pomada o gel. Sin embargo, las inyecciones intraarticulares son las más efectivas. Los métodos modernos para tratar la artrosis incluyen el uso de agentes combinados, que contienen no solo sustancias condroprotectoras, sino también componentes antiinflamatorios y vitaminas.

El ácido hialurónico es el principal componente del líquido sinovial, responsable de su viscosidad y consistencia. Se trata, de hecho, de un lubricante biológico que aporta elasticidad, elasticidad y resistencia al cartílago.

Con el desarrollo de patologías articulares, el volumen de ácido hialurónico puede disminuir de 2 a 4 veces, lo que necesariamente conduce a una fricción excesiva de los huesos. Con la inyección intraarticular de hialurón, la función de la rodilla se normaliza y la persona puede moverse con normalidad.

Resultado de la cirugía de reemplazo de rodilla por artrosis

Cirugía

La cirugía es un método radical mediante el cual se restablece total o parcialmente la funcionalidad de la articulación. El grado de intervención puede ser diferente y depende del estadio de la artrosis. La operación más suave es la artroscopia: el período de rehabilitación después de su implementación es el menos doloroso para el paciente.

Importante:La artroscopia se puede realizar no solo para el tratamiento, sino también para diagnosticar patología articular. Este procedimiento le permite identificar daños que son inaccesibles a otros estudios.

El objetivo de la artroscopia es prolongar la vida de la articulación eliminando el tejido muerto y dañado de la cavidad articular. Como resultado, el dolor desaparece, aumenta la resistencia al estrés y regresa la actividad motora.

En caso de deformidades importantes, está indicada la osteotomía, creando una fractura ósea artificial en un área específica. La osteotomía de rodilla significa literalmente "cortar los huesos": durante la operación, el cirujano extrae un segmento en forma de cuña del fémur o la tibia y luego combina los huesos en la posición más fisiológica. Si es necesario, el espacio resultante se rellena con injerto óseo. Durante el período de curación, la estructura se fija con abrazaderas especiales.

El reemplazo de endoprótesis es un método alternativo al obsoleto procedimiento de artrodesis, cuya esencia es el reemplazo parcial o total de una articulación enferma por una prótesis. Como resultado, la función de la rodilla se restablece completamente en más del 90% de los casos, mejorando significativamente la calidad de vida de los pacientes.

La nutrición para la artrosis debe ser equilibrada y contener todas las vitaminas necesarias.

Fisioterapia

Los procedimientos fisioterapéuticos juegan un papel importante en el tratamiento de la artrosis debido a su efecto beneficioso sobre las articulaciones dañadas. Un curso de fisioterapia acelera los procesos de regeneración, elimina el dolor y los espasmos musculares. Además, ciertos procedimientos permiten la administración de fármacos a través de la piel, reduciendo así la dosis de fármacos orales.

Para articulaciones dañadas, se recomiendan las siguientes técnicas:

  • terapia magnética;
  • ultravioleta de onda media (WUV);
  • láser infrarrojo;
  • frecuencia ultraelevada;
  • ultrasonido;
  • corrientes moduladas diadémicas y sinusoidales (terapia amplipulse);
  • Darsonval.

Los tratamientos eficaces para la artrosis también son los baños terapéuticos: radón, sulfuro de hidrógeno, bischofita, mineral y salvia. Tienen un efecto antiinflamatorio, analgésico y reparador de las articulaciones.

Finalmente

Si se sospecha artrosis de rodilla, se debe consultar a un médico ortopédico o traumatólogo que diagnostique y trate estas patologías. Para no agravar la enfermedad, es necesario evitar la actividad física excesiva en las piernas y deshacerse del exceso de peso.

No existe una dieta especial para la artrosis, pero se recomienda evitar los caldos concentrados de carne y pescado, las carnes grasas y las carnes ahumadas, y también reducir el consumo de sal de mesa. La dieta debe estar dominada por alimentos ricos en vitaminas y minerales y aceites vegetales. Además, una vez a la semana es recomendable organizar un día de ayuno: kéfir, requesón o frutas y verduras.

Para fortalecer el corsé muscular de las extremidades inferiores y aumentar el flujo sanguíneo, es necesario realizar regularmente ejercicios terapéuticos, que son seleccionados individualmente por un instructor de fisioterapia.

Así, la toma de medicamentos, los procedimientos físicos, una dieta equilibrada y el ejercicio físico son lo que definitivamente ayudarán a un paciente con artrosis. Y para evitar una cirugía traumática, conviene buscar ayuda médica lo antes posible. ¡Estar sano!